Se trata de la famosa Regla de los 2 Minutos. Propuesta por David Allen, un especialista en productividad.
¿De qué se trata? Simple! Si tenés o surge algo que podés resolver en 2 minutos o menos, ¡¡hacelo sin pensar!!
No lo anotes ni planifiques ni dejes para después! Ha-ce-lo
Te cuento un secreto: muchas personas que hicieron mis cursos hace años me escriben para decirme que esta regla les cambió la vida!
Y es que para mí tiene un efecto mágico: no solo hace que cerremos asuntos y evita el ir acumulando decenas de microtareas, sino que sin darnos cuenta vamos incorporando un hábito importantísimo: la proactividad, es decir, hacer las cosas en el momento indicado y con celeridad, sin caer en el sobreanálisis o la procrastinación.
Empezamos con cosas pequeñitas pero una vez el hábito se instala, ya lo aplicamos en todo!
Desde tareas rutinarias como limpiar algo apenas lo uso hasta situaciones más desafiantes como tener una charla importante.
Solo una salvedad: cuidado con usar esta regla para priorizar tareas fáciles y rápidas y procrastinar otras más largas o complejas.
O bien usarla como distractora cuando estamos en estado de flujo/concentración. En esta situación no convendría aplicarla ya que «cortaríamos» la inspiración.
Contame si conocías esta regla y si la usas en tu día a día!!! ¡Nos leemos en comentarios! ✨