¿Sabés definir tus objetivos?
¡Les aseguro que diseñar correctamente los objetivos es casi tener la mitad del trabajo hecho!
Una de los primeros elementos a analizar es el tipo de objetivo. Aquí encontramos específicos y repetitivos.
Los objetivos específicos tienen un inicio y un final, y podemos dividirlo en etapas y acciones concretas. Es un proyecto concreto, con una duración determinada y un fin específico. Por ejemplo, dar un examen, hacer un viaje o mudarnos.
Los objetivos repetitivos, en cambio, tienen más que ver con generar hábitos, rutinas y sostenerlas en el tiempo. Por ejemplo, crear una rutina de limpieza o de planificación de comidas. Técnicamente, sería la creación de un «proceso» con pasos estipulados y que claro podemos ir puliendo y ajustando.
A su vez, estos objetivos son complementarios entre sí; son un sistema.
Por ejemplo, para aprobar las materias de la Universidad (específico) será mucho más eficiente que podamos generar rutinas de estudio productivas (repetitivo) que nos «allanen el camino» y nos permitan sostener en el tiempo.
A su vez, si a esto le sumo tener una rutina de orden en casa, esto va a liberarme tiempo y energía mental para poder invertirla en -por ejemplo- tener más momentos de ocio, descanso y esparcimiento.
Lo cual termina repercutiendo positivamente en el objetivo del estudio (el buen descanso y ocio son fundamentales para asentar el aprendizaje).
Recuerden: los objetivos no son entes aislados. Son SISTÉMICOS, están interrelacionados y uno afecta al otro.
En síntesis, a la hora de definir nuestras metas, es importante que veas «the big picture», la foto completa, para poder tener una estrategia integradora y focalizar tanto en las acciones concretas como en los hábitos a desarrollar 💜
Espero les haya gustado esta nueva Lección!