Este concepto lo leí hace años de un especialista en productividad y fue 💥🤯. De hecho, en muchos de los cursos lo trato y genera el mismo impacto.
En general, cuando nos planteamos metas, lo hacemos como si fuera un ente aislado de todo el resto de nuestra vida. Es lo que llamaba «objetivos champiñones», creciendo libres y salvajes en el bosque.
Y, en realidad, los objetivos nacen y crecen dentro de un ecosistema, junto con otros objetivos, actividades, rutinas, tareas, etc ♻️.
Tener en cuenta esta interrelación entre los distintos elementos es fundamental para que sea sostenible.
Cuántas veces nos planteamos «voy a ir al gym 4 veces por semana, trabajo de lunes a viernes 8 horas, voy a tomar clases de inglés 3 veces por semana, a comenzar mi emprendimiento, sumado a que tengo 2 hij@s en edad escolar, yoga, terapia, familia, vida social, cosas de la casa… Y ya que estoy podría empezar a despertarme 5 am para leer, meditar, hacerme un jugo verde y no sé cuántas cosas más»
¡Ojo acá! Podemos tener varios objetivos trabajando en paralelo. El tema es qué tan armoniosos y ecológicos son entre sí. No es un tema de cantidad, sino de coherencia más una buena gestión de los recursos. Y sobre todo, de establecer prioridades y crear rutinas.
Porque cuando no hay un hilo conductor, lo que ocurre es que los objetivos comienzan a competir entre sí, se canibalizan. Es cuando sentimos esa sensación interna de tironeo, de que si ponemos a uno, tendremos que abandonar otro. O nos ponemos el traje de malabarista, haciendo esfuerzos sobrehumanos por sostener todas las pelotas en el aire.
Muchas veces, el tema pasa por la intensidad. No podemos darle la misma importancia a todos los objetivos al mismo tiempo. Debemos ir estableciendo un plan de prioridades, sino es como jugar un Mundial pero librando todos los partidos al mismo tiempo… ¡Imposible! Pero muchas veces nos gana la ansiedad y la necesidad de llevar al límite todos los espacios, Hay que ir eligiendo nuestras batallas, por lo menos si queremos estar en balance y no quemarnos.
¿Conocías este concepto? ¿Qué te generó? ¿Sentís que tus objetivos son ecológicos o «champiñón»? Me encantaría saber qué opinas!